Historias de mujeres casadas

 Fue a finales del mes de febrero, cuando mi amiga Isabel me propuso asistir a un taller de literatura llamado El amor es materia prima, del que ya di buena cuenta en este blog hace unas cuantas semanas. La responsable de impartirlo, Cristina Campos, se encontraba en aquellos momentos todavía en fase de promoción de su segunda novela, Historias de mujeres casadas, finalista del Premio Planeta, en cuya editorial ha sido, como es habitual, publicado.

 Como ya comenté en su día, salí encantando del taller literario, impartido en las instalaciones de Caixaforum en Madrid. Tanto así que acabé comprando ese ejemplar  a Isabel, como regalo de su cumpleaños a principios de marzo.

 Pasaron los meses y llegó la maravillosa Feria del Libro de Retiro, donde como en cada edición, aproveché muy bien las dos semanas de apertura para hacerme con un buen puñado de lecturas para el resto del año. Sin idea clara de a qué autor pedirle firma este año, fue la propia Isabel la que me dio la pista que necesitaba: después de mirar en la página de la feria los días en que firmaba Cristina, quedamos un sábado en que ella estaba firmando.

 Tuvimos suerte. Apenas había nadie en ese momento en la caseta y mientras Isa hablaba con ella, yo me dirigí al dependiente para que me cobrara un ejemplar para que me lo firmase a mi también. Ella se dio cuenta de la jugada y dejando de prestar atención a mi amiga, me dijo, textualmente: 

- Ay, que ilusión me hace, los hombres me leen muy poco. Pásamelo ahora para que te lo dedique.

- No te preocupes, si hemos venido a verte a ti, le contesté. 

Apenas unos pocos minutos de charla, en los que volvió a mostrar ese desparpajo que la convierte en una autora cercana, que te camela al instante  con su naturalidad. Nos dio las gracias por asistir a su taller de febrero y nos confesó que andaba de resaca, que había tenido encuentro la noche antes con otros autores y que habían acabado cantando canciones de Nino Bravo en un famoso karaoke de la Calle Huertas.

 Tras la foto de rigor con ella, (de Isa por supuesto),  me volví a casa tan rícamente con mi ejemplar firmado y durante estas últimas semanas se ha convertido en mi lectura nocturna, antes de irme a dormir.

 Libro intimista, que aunque habla del amor y de sus complejidades es un canto a la amistad, la auténtica familia que todos poseemos y que debemos guardar como oro en paño.En este caso a la amistad femenina. Escrito con gran plasticidad, uno a medida que lee termina de visualizar escenas narradas en sus páginas, denotando la trayectoria cinematográfica de la autora,  sus historias entrelazadas son una muestra de la profundidad del alma femenina, de sus inquietudes y necesidades.

 Tenía razón en lo que me dijo y en lo que me dedicó.Hacemos mal los hombres en no leer libros como éste. Ayudan a entender un ser tan maravilloso como complejo por momentos, como es la mujer, vista desde la distancia que marca la masculinidad. Lectura aprovechada. Confiando en ver en el celuloide su contenido algún día, a lo que Cristina Campos, nos contó como secreto, que será así siempre y cuando la productora que compre el guión acceda a que sea ella la que dirija la cinta. Estaremos pendientes.