Tierra mojada

 Agua con aromas. La que ha caido sobre los coches, en medio de otra calima, esa que trae polvo del desierto en suspensión y colorea hasta las cumbres nevadas.

 Este año parece muy discreta; el color anaranjado como manto que lo cubre todo, es muy tenue, casi imperceptible según donde lo veas.

 Las cuatro gotas que caen ahora, nada refrescarán, ni limpiarán la mácula de polvo, esa que se hacía barro en las alcantarillas meses atrás.

 Pese a todo, si que queda el olor a tierra mojada, tan intenso cuando las primeras gotas entran en contacto con la arena que cubre los coches. Efluvios que recuerdan a campo, en vez de a calle asfaltada con su ruído de tubos de escape.

 Fusión de estímulos, bocanada de frescura en mitad de la rutina del caos callejero. Pequeñas pinceladas a disfrutar en medio de la ciudad.