Globos que nada tienen de inocentes, ya que hacen las veces de espía, surcando los cielos de la primera potencia. El mundo de la inteligencia militar tiene un campo inmenso por explorar con los nuevos adelantos, aparatos cada vez más minúsculos que pueden alcanzar grandes distancias y dirigirse por control remoto.
La siempre denostada industria militar, que tan poca gracia nos hace, por la cantidad de recursos que exige y por ser sinónimo de violencia y muerte, cada cierto tiempo nos repercute todo lo que logran, para que hagamos un uso civil de sus descubrimientos. No en vano el primer ordenador fue creado con fines castrenses, aunque ahora su uso esté extendido en todas las áreas de nuestra existencia.
Como dice el refrán, hacer de la necesidad virtud. Eso que ahora nos inquieta, que suena a escalada bélica, a pulso entre gigantes, a reproducción de la vieja política de bloques, con un nuevo inquilino al otro lado, de origen asiático, para más señas, eso mismo en unos años tendrá una utilidad pacífica, que a buen seguro servirá para hacer más cómoda alguna faceta de nuestra vida. Progreso con girones, pero progreso a fin de cuentas.
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