Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




sábado, 4 de febrero de 2023

Pollinguer

 Pollinguer, cara polla, quasimodo, miniyo... Es difícil encontrar un político en este país que acumule un surtido más variado de apelativos, nada carioñosos, por cierto. Su aspecto enclenque y desgarbado, acompañado por unas gafas redondas que le dan un aire de empollón con pocas habilidades sociales y la dentadura poco cuidada, hacen de su figura una diana fácil para lanzar dardos en forma de motes.

 Gajes del oficio, que diría el otro; a fín de cuentas un político con tanta visibilidad,  tiene que estar preparado para estar en el centro de la diana; casi diría que va incluido como suplemento en su sueldo de primer edil del municipio más importante de este país.

 No insulta el que quiere, sino el que puede; quedará como anécdota de su paso por el consistorio madrileño, cuando, con la perspectiva que dan los años, se haga valoración de su gestión y logros. Será uno más de los muchos cargos que pasaron por las instituciones y salieron de ellas con apelativos de toda índole, gracias al gracejo popular, siempre al quite a la hora de colocar sobrenombres a sus dirigentes, sean de su cuerda o no.


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