No fue un cáncer de próstata avanzado, tal y como rezaba oficialmente, el que acabó con la vida del Premio Nobel chileno, Pablo Neruda, sino la bacteria del botulismo, que se ha encontrado impregnada en su osamenta, gracias a una analítica desarrollada por peritos internacionales que deja así al descubierto a otro mártir de la causa pinochetista.
Si no hace mucho se exhumaron los restos de Allende para determinar la causa de su muerte, el suicidio, en esta ocasión la versión oficial no casa con la realidad. Allende se suicidó sacudido por la presión de verse acorralado en el Palacio de la Moneda. Al poeta, en cambio, le aceleraron el final de sus días por la vía de un envenenamiento. Un clásico de las conspiraciones y de la eliminación de adversarios. La realidad supera siempre a la ficción.
Cuántas similitudes con la historia patria; Chile y España y sus transiciones políticas, no exentas de crímenes y abusos, con tantas cosas por cerrar y explicar. Si aquí aún no sabemos donde está Federico García Lorca, los chilenos tienen a su poeta de referencia, asesinado. Que aflore la verdad para pasar página de una vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario