Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 26 de noviembre de 2020

Pelusa

 Maradona no era una persona cualquiera, era un hombre pegado a una pelota de cuero.

 Así a ritmo de charanga, deambuleando por los campos, haciendo malabares inverosímiles, como lo que fue, un virtuoso con los piés.

 Así es como lo recordaré para siempre. Con su muerte se aglomeran infinidad de recuerdos, de unos años, los de la adolescencia, que siempre marcan. En ellos la mano de Dios hizo un roto al imperio, y muchos vieron en aquello una venganza por el conflicto que arrebató a los argentinos las ahora llamadas Islas Falkland.

 Y es que una personalidad tan poderosa, tan atrayente, no podía dejar fuera de juego a la política ni a quienes intentaron aprovechar su estela para sacar tajada mediática. Y el destino ha querido que se parase su corazón el mismo día en que lo hizo Fidel Castro, fiera para muchos, domador de artistas de la pluma o del esférico para otros. Efeméride doble para recordar a dos personajes que marcaron una época. 

 Muñeco roto en manos de abusos y estupefacientes, padre de no se sabe cuántos hijos, muchas son las trazas que deja tu paso por este mundo, por ese mismo espacio por el que tantos otros caminan sin pena ni gloria. De entre todas ellas siempre quedará guardada en la retina tu poderío con el balón, domado a tu antojo.

 No habrá mácula que empañe tu paso por este mundo, donde hiciste felices a muchos con poca cabeza pero con mucho pié.

 
 Descansa en paz Diego Armando. Hasta siempre.

 

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