Otoñea cada vez menos
pese a que hay hojas
que se resisten a levantar el vuelo.
Mañanas de rocío
en franca decadencia,
es la escarcha la que cubre
y amplifica su manto frío
de humedad y musgo.
Huele a invierno
a días cortos y a bufanda,
a calcetines de lana y manta a cuadros;
qué gran aliado
para estancias de corrido
al amparo de peligros,
que no están en la calle
sino en la gente.
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