Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 24 de noviembre de 2023

Convivencia

 Veo en un medio de comunicación escrito, un ranking con las quince nacionalidades que más presencia tienen en nuestro país. Ocupan lugares de podium, como si de una carrera se tratase, rumanos, colombianos  y marroquíes. 

 Tengo compañeros de esas tres nacionalidades en mi empresa, multinacional estadounidense acostumbrada a contratar personal en función de sus habilidades, especialmente idiomáticas; son todos ellos, por tanto, trabajadores cualificados, políglotas con estudios universitarios.

 Eso los convierte en inocentes de toda sospecha, en esta espiral de xenofobia que cruza la barrera del racismo en muchas ocasiones, en la que nos encontramos inmersos en toda Europa. Ya nadie se corta un pelo en acudir a las urnas exigiendo con su voto unas medidas de control mayores en lo referente a la libre circulación de personas. El último caso, lo tenemos muy reciente, con los resultos electorales alcanzados en Países Bajos.

 Con la mirada todavía puesta en los altercados ocurridos en Irlanda, en una noche de ruido, fuego e ira, en supuesta señal de protesta por el apuñalamiento de un mujer y varios niños a manos de un magrebí, se me ocurren varias reflexiones sobre el momento presente:

 - No deberíamos dejarnos manipular por determinados grupos de personas, de ideología ultra, que utilizan cualquier pretexto para provocar andanadas que buscan, ante todo, agitar y provocar ruido. Sin sensatez y mesura no hay planteamientos posibles.

 - La xenofobia de clase cada vez está más extendida. Cuando el migrante ocupa un puesto medio o alto en el escalafón social, nadie se cuestiona nada sobre la idoneidad de su presencia aquí. Por poner un ejemplo, hay más de doscientos quince mil franceses censados en España, nadie se siente invadido por ellos, a nadie le parece mal que se reunan y hablen en francés en una terraza de un bar, nadie les juzga por su apariencia, ni se les acusa de quitar puestos de trabajo a españoles.

 Como bien decía no hace mucho una destaca atleta española de color negro, en este país sólo somos racistas con los humildes; nadie con bolsillo notable es panchito, moro o negro de mierda.  

- Muchos de esos humildes, de hecho la inmensa mayoría, son gente sencilla y trabajadora, que viene a cubrir puestos de trabajo que la mayoría de los que somos de aquí no queremos hacer, menos por los salarios que ellos sí aceptan. Se merecen más que respeto, hay que estarles agradecidos porque vengan y se queden.

- Seguramente sean pocos, tendrán que llegar bastantes más, en un país con una tasa de natalidad tan pobre. Si no nacen niños aquí, no podemos esperar cubrir todas las necesidades que como colectividad tenemos. Es una cuestión de números. Elemental.

- Es despreciable la permanente comparativa que algunos hacen tratando de asignar el aumento de la delincuencia en todos sus niveles, a personas que llegan desde fuera; como si hubiese diferencia alguna entre quien delinque nacido aquí y quien lo hace con otra procedencia. Preocupan las llamadas al odio que incendian y provocan oleadas de intolerancia, llevando por delante a inocentes. Cruel es que asesinen a un niño, pero nada tiene que ver la procedencia de su asesino con su comportamiento. Nada de medir a todo el mundo por el mismo rasero. Que la ley sea implacable con quien la incumple, sólo con él.

 Todo en la vida son ciclos y éste en el que vivimos es especialmente turbulento; recuerda en muchas cosas al clima de los años treinta del siglo pasado, que trajo como consecuencia, el ascenso de alguna de éstas ideologías extremas a países muy importantes del viejo continente, con las consecuencias posteriores que todos ya conocemos. Estoy convencido de que no llegaremos en esta ocasión tan lejos; por si acaso, no dejemos de estar en alerta, poniendo distancia con según qué soflamas y comportamientos, ni dejemos que nos arrastren al barro. Somos gente inteligente, aunque a veces, no lo parezca.

 


 

 


 

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