La pulga cruzo los Pirineos,
para comenzar a bailar sus tangos de tapete verde
en la tierra que vio a Gardel, nacer.
Después de veintiún años,
toca cambiar de aires.
Fue la crónica de una muerte, aunque anunciada,
y dilatada, en el tiempo
de final impredecible.
Sainete que desde hoy,
ya no tiene más recorrido.
Futboleros patrios, a levantar la cabeza,
que no se acaba el mundo.
Ya vendrán tiempos mejores, y, esperemos
que no tan caros.
La pela, es la pela.
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