Y llegaron los talibanes. Veinte años después, tantas cosas han pasado, tantas vidas se han sacrificado, para que todo siga donde estaba.
Vuelven los barbudos de chaleco y chilaba con la Sharia como referencia. La misma que promete reducir la presencia de la mujer al reducto de su casa, dependiente siempre del hombre.
Y muchos se preguntan si debe reconocerse este nueva etapa de primitivismo con anclajes religiosos. Qué remedio. Si nos ponemos tan dignos, que apliquen la misma vara de medir con los Saudíes, que en muchas facetas aplican los mismos métodos. La guerra ha de venir por otro lado.
Sólo por la fuerza de los valores, de las creencias, de unas ideas que por universales deben también poder aplicarse en países musulmanes, Sólo de esa manera llegará el día en que se destierren estas prácticas obsoletas y sus gobiernos represores. Hay que sembrar. Algún día germinarán.
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