miércoles, 25 de agosto de 2021

Netflix

 Pensaba que era flor de un día, pasatiempo de un rato, que a poco  que la pandemia fuese aflojando, terminaría por dar de baja el servicio, pero no, continuará formando parte de mis veladas  caseras, a noches intermitentes y como complemento a mi dieta lectora. ¿Razón? El esperpento que los canales generalistas ofrecen en su parrilla de programación.

 Dicen que tenemos una de las peores televisiones de Europa y voy a terminar por creérmelo. Mal modelo de ocio que fía buena parte de sus contenidos al cotorreo chismoso de baja estopa y que condimenta estas bajadas al barro con la cruda realidad de unos espacios informativos que dan simplemente ganas de llorar.

 Pues si, acabaré siendo un seriófilo más, y ya no tendré que pasar palabra cuando me pregunten que es lo que estoy viendo y en qué plataforma lo hago. La necesidad obliga.

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