Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 7 de abril de 2020

Virtual

 Todos los días a eso de las ocho, voy presto a la ventana de la cocina, y abro la cremona que se sujeta al marco y que acciona el mecanismo de apertura para tener mi pequeño contacto exterior de cada día. Apenas si son cinco munutos, puede incluso que menos, los que invierto en aplaudir con exceso, buscando con ello que mis palmas fueran audibles al otro lado de la calle. Miro hacia abajo y paso lista: compruebo cuántos de mis vecinos están también ahí afuera, al pie del cañón, sacudiendo mano con mano. Miro al edificio de la derecha, justo en la rotonda, el que me pilla más cerca de mi posición y veo muchas más ventanas pobladas de palmeros efusivos que los que acierto a ver en mi bloque. Vuelvo a menear la cabeza en señal de desaprobación, y también de contrariedad, como si esta fuera una batalla que cada día todos tenemos que librar para ver quien hace más ruido, quien lo hace con más armonia, como si fuese un coro, y ya puestos, quien lo hace con más gracia.

 Si hace cuatro semanas nos hubieran dicho que ibamos a estar haciendo estas cosas, probablemente todos habríamos pensado que estábamos locos. Y si, efectivamente, un poco locos si que estamos desde que nos hemos visto abocados a un estado de semilibertad controlado, como el que vivimos en estos momentos.

 Esos cinco minutos de aplausos y fanfarrias son como una apertura a la realidad de siempre, a la que estamos acostrumbrados a vivir afuera, esa realidad que todos tenemos el convencimiento que vamos a recuperar, aunque cada día que se demora nos parece un pequeño martirio, convalecencia doliente a la que damos salida como buenamente podemos, con grandes dosis de entretenimiento virtual.

 ¿ Qué sería de nosotros sin las facilidades que nos otorga internet? Sin whatsapp, sin redes sociales, sin cámaras de video o de fotos, con los que inmortalizar y compartir momentos, estados de ánimo, ocurrencias... sin todo eso, ¿ Cómo estaríamos llevando a cabo este confinamiento forzoso?

 Las virtudes de la red son la principal agarradera a la que muchos nos sujetamos para hacer más llevadera la larga espera. Y ese mundo virtual, que cada vez lo es menos, da pie a la construcción de algo tan tangible como lo es una comunidad en estado de conexión,de participación, de colaboración, de solidaridad. Para todos aquellos que veían la red como una muestra inequívoca de indivualismo, hoy son testigos de todo lo contrario; todos dejamos a un lado nuestras celdas de separación. El mundo virtual nos humaniza, nos recuerda eso que Aristóteles ya dijo hace veinticinco siglos:  zoon politikón. Somos seres cívicos,  seres políticos, aunque no dejemos de intentar mostrarnos a nosotros mismos,  lo contrario.

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