lunes, 16 de septiembre de 2024

Perder el norte

 Es la clásica expresión que se emplea para indicar que una persona anda errática y equivocada, que tiene perdido el rumbo.

 Vivimos instalados en una brújula vital y existencial, motivada e influenciada inevitablemente por lo social, en la que todos hacemos y actuamos según lo previsto, según lo aceptado; todos hacemos lo que se espera que hagamos. Corsé más que social, cultural, del que ya nos avisó el propio Freud.  

 Vivir sin perder el norte, o tal vez, controlando los efectos de su desorientación, como si entrásemos en un campo magnético que alterara las indicaciones del instrumento de navegación y no acertara a indicar el punto cardinal correcto. 

 Norte y razón, caminan juntos de la mano, pero el sueño de la razón, en ocasiones produce monstruos, como Goya inmortalizó en uno de sus lienzos.  

 Tal vez una mente aseada, requiera de cuando en cuando, olvidar el norte y dejar el modo de orientarse para continuar. Seguir un camino siempre recto es además de aburrido, contraproducente.

 


 



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