Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 18 de septiembre de 2024

Anatoli Myshkin

 Hoy tocar traer aquí recuerdos de infancia, esos que vuelan por la cabeza en el momento menos pensado y que te traen imágenes que aparecen nítidas en tu cabeza.

 Hoy la mirada al pasado me lleva al Mundial de baloncesto de Colombia, del año ochenta y dos, del que tenemos un grato recuerdo, a diferencia de lo que pasó con el de fútbol, en el que éramos anfitriones. Para un país como éste que vive por y para el balompié, el pobre papel jugado por el combinado nacional dejó al país sumido en una especie de depresión emocional deportiva, de la que no se salió hasta dos años más tarde, al llegar a la final de París en la Eurocopa

  Pero aquel verano en el que yo estrenaba mi décimo aniversario, tuvo como contrapartida el gran papel desarrollado por el combinado del deporte de la canasta, que culminó aquel campeonato en cuarto lugar, tras perder la medalla de bronce frente a Yugoslavia, en un partido trepidante, decantado en los últimos instantes.

 Aquella medalla de chocolate, como oficialmente se denomina al que queda cuarto, supo a gloria después de la pifia del futbol.

 En aquel campeonato se ganó en la primera fase a la todo poderosa selección americana, luego medalla de plata, y sólo dos equipos fueron capaces de doblegar a las tropas hispanas: la antigua potencia de los Balcanes, por dos veces,  en la fase de grupos y en la final de consolación y la Unión Soviética, aquel equipo de jugadores altísimos, vestidos de rojo que daban miedo con sus camisetas serigrafadas con las iniciales del país en cirílico: CCCP.

Tarakanov, un jovencísimo Sabonis, Lopátov, Tkatchenko, Iovaisha,  Belostenny  ...imponían un respeto terrible sólo con verles saltar a la cancha. Además de los arriba mencionados jugaba un espigado rubio de dos metros diez, llamado Anatoli Myshkin, que parecía medir cuarenta centímetros menos por la agilidad de sus movimientos; corría, saltaba, tiraba desde lejos, tenía visión de juego y de pase... De haber jugado hoy habría sido un talento explotado en la NBA, sin las duras condiciones de salida de la vieja URSS y sus países satélite, que no permitían salir a sus jugadores hasta que no cumpliesen los treinta años.

 En el caso de este jugador, su carrera tuvo un lunar curioso; al parecer en una competición internacional de su selección, fue cazado realizando tareas de contrabando de caviar,  lo que supuso su caída en desgracia para no volver a ser seleccionado nunca más. Viejas costumbres del Telón de acero, que aún parecen vigentes en la gran heredera de aquel conglomerado de países, que es la actual Federación Rusa

https://www.gigantes.com/gigantes-vintage/la-tremenda-historia-de-anatoly-myshkin-la-urss-le-echo-por-traficar-con-caviar/

 

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