La Yunko es una bailaora de flamenco que ha sido galardonada con la máxima distinción que otorga el mundo del flamenco: el primer premio de baile en el Festival internacional de Cante de las Minas de la Unión, en Murcia.
Merece una mención especial, al ser la primera mujer en obtenerlo que no ha nacido en España. La Yunko es japonesa, vive en Sevilla desde el año dos mil dos y su pasión por el baile flamenco le ha llevado a seguir una vida de entrega a este arte, recibiendo lecciones de maestros tan insignes como José Galván (padre de Pastora e Israel Galván), El Torombo, Carmen Ledesma y Milagros Mengíbar.
Es la máxima expresión del interés que despierta el arte flamenco en el país del sol naciente, donde las escuelas de baile se multiplican.
Todos estos datos que van mucho más allá de lo meramente exótico, deberían despertar curiosidad e incluso orgullo, al comprobar cómo un bien cultural de raíz tan universal como el flamenco, llega a los confines del mundo, despertando un interés casi mayor del que despierta aquí, en su lugar de origen. Pues bien, la nominación del galardón ha levantado una suerte de críticas difíciles de entender, al ser la inmensa mayoría de ellas referentes al hecho de que la vencedora no es de origen español.
Cosas que no se entienden. Si es un certamen internacional, se da por sentado que pueden acceder al mismo personas procedentes de todas las latitudes, por lo tanto, ¿Cómo puede despertar tanta inquina el veredicto del jurado? Incomprensible, tanto como el racismo que hay detrás de las críticas.
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