Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 13 de agosto de 2024

Pioneras 2. Paula Leitón

 Ha sido una de las grandes alegrías de estos ya pasados Juegos Olímpicos celebrados en París, la obtención por primera vez, de la medalla de oro en la competición femenina de waterpolo.

 Todo deberían ser alegrías y parabienes ante la gesta, pero sorprendentemente, lo que está llamando más la atención son las tremebundas críticas que está sufriendo una de las integrantes del equipo, la que ejerce la siempre llamativa función de boya, jugadora más adelantada, fajándose con la defensa rival para abrir huecos y aprovechar oportunidades para rematar. 

 Paula Leitón se llama la chica en cuestión, jugadora de veinticuatro años de Tarrasa que no debe los comentarios negativos que recibe a su actuación en la piscina, sino a su aspecto físico. 

 Comentarios gordofóbicos, (espeluznante la palabra, vaya),  referidos a su condición física, fuerte, ayuda necesaria para desempeñar su labor en la cancha de juego. No en vano, esa función, trasladada a otros deportes, siempre cuenta en sus protagonistas con esa condición, de personas rubicundas que se ayudan de su físico para obtener ventaja en el juego frente al adversario.

 Críticas absurdas y, lo que es peor, profundamente machistas de quienes parecen ver una práctica deportiva con otros ojos que no sean los meramente deportivos. Asociar la condición de nadadora a, necesariamente, mujer esbelta, delgada de constitución agradable a la vista, es una percepción más propio de un miembro de la estirpe de Cromañón que a la de un sujeto moderno y normal. Cuánto nos queda, desgraciadamente, para alcanzar la normalidad entre géneros, exenta de clichés absurdos y percepciones peyorativas. Cúanto.

 

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