Semana con los biorritmos bajo mínimos, con el pie levantado, dejando llevarse cada día.
En estado de casi vacaciones, periodo larvado, donde el reposo y las ganas de hacer cosas que no se hacen en el día a día, se mezclan y copan todo el protagonismo.
Un punto de caida en pulsaciones y en tensión, tardes que son al fin largas, noches de dormir largo y tendido sin encender el despertador por la mañana. Todo sabe mejor: el sueño, la comida.
Estío necesario a medio consumir. Pequeña parte de un ocio este año troceado como nunca. Prima el descanso mental, por encima de cualquier otro.
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