Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 9 de abril de 2024

Librerías

 Abrir una librería física en los tiempos que corren, es todo un acontecimiento, sólo alcance de muy pocos osados, ¿Razón?: se me ocurren unas cuantas maneras mejores de morirse uno de hambre.

 Igual sorprende que lo diga uno que las visita a menudo, que llora por las esquinas cuando ve una que echa el cierre, que les hace gasto siempre que puede, pues se niega a leer en otro formato que no sea en papel.

  Salvo la fiesta de junio en el Retiro, el resto del año la compra en locales, física, es un goteo ínfimo, solo asequible para grandes superficies o librerías notorias; para las demás es tiempo de réquiem, de echar la mirada a atrás y de ponerse nostálgicos, de cuando eran otros tiempos y la gente compraba en las tiendas, en un país que siempre se ha jactado de leer poco;  incluso así, no era una rareza.

 En estos tiempos de economizar el tiempo, por qué malgastarlo desplazándose para oler el papel recien impreso, con ese olor tan característico y evocador. No, mejor caer en la garras de algún gran distribuidor on line y esperar a que un agotado mensajero te traiga el paquete con su contenido a casa.

 Renovarse o morir. Toca morir. O no. Igual que se reproducen como champiñones las barberías, las panaderías o las tiendas de arreglos y cosido de ropa, ahora que agonizaban las mercerías, por qué no soñar con la posibilidad de que la gente vuelva a las librerías a comprar sus lecturas.

 Ciclos y más ciclos. Esta es la entrada más rara que he escrito en mucho tiempo. No sé si es un canto de esperanza o de lamento. Vaya vaines, como las ondas o ciclos de los que teorizaba Kondratieff. Así ha salido la cosa hoy.

 


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