Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 30 de abril de 2024

La última función

 Una mujer de vida anodina, ausente de emociones e ilusiones, de repente se da cuenta de que ha cogido el tren equivocado, por despiste. Se baja en un andén solitario para cambiar de vía y coger uno de vuelta cuando se encuentra con un desconocido, que cree conocerla, que la llama por otro nombre que no es el suyo y que la sube en moto hasta un pueblo perdido de interior, donde todo el mundo la espera.

 Un abogado de vida desordenada, de voz estentórea y dotes para la interpretación, vuelve a su pueblo natal después de un tiempo de ausencia y entra en un bar donde los parroquianos tardan en reconocerle. De pronto se fija en un cartel que hay colgado en una de las paredes, donde se refleja una antigua representación teatral que se hacía en el pueblo, con los vecinos como actores. La foto es de finales de la década de los cincuenta y en el centro del escenario se ve la imagen del protagonista, que resulta ser él...

 Dos vidas se cruzan, de manera tan improvable como inverosímil, para protagonizar una última función en ese gran teatro que es la vida, donde muchos de los párrafos del texto interpretado son acotaciones que surgen al tran tran, o de forma imprevista.

 Con su último trabajo,titulado La última función, (Editorial Tusquests, colección Andanzas), Luis Landero recrea y homenajea de alguna forma, la idea más universal de Calderón de la Barca, tan bien reflejado en su auto El gran teatro del mundo, donde la vida es el gran escenario en el que cada uno de nosotros, somos actores de una representacion que nadie más puede hacer, ni interpretar por nosotros mismos. Deliciosa.

 


 

 

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