Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 11 de octubre de 2023

Israel

 Días duros en el trabajo. Bajo mínimos, con las oficinas de mi empresa en Tel Aviv cerradas a cal y canto con los compañeros recluídos en sus casas. Una primera ronda de saludos por el servicio de mensajería interno nos confirma que todos están bien y a salvo, a priori. Más tarde comprobaremos horrorizados como no es el caso, un compañero senior de la compañía ha sido asesinado en su propia casa. 

 Rápidamente circula la foto de la víctima. Trabaja en otro departamento y no le conocemos en mi área de trabajo. Aún estamos con el runrún de incredulidad y pena cuando salta la noticia de una segunda baja; este más joven, fallecido en combate, pues fue reclutado para estar en las trincheras. Tampoco le conocemos. La pesadumbre aumenta. 

 Ni siquiera las buenas noticias de la localización de algunos familiares y amigos que estaban desaparecidos, alivia la tristeza.  

 Me encantaría que todo esto que estoy contando fuese una ficción, pero nada más lejos de la realidad; Está pasando y lo estoy viviendo desde la distancia, pero con preocupación por las muchas personas con las que trabajo a diario desde mi sede en Madrid.

 Bancos y negocios cerrados, incluso las páginas de internet de obligada consulta dan problemas.  Me dicen mis compañeros israelíes de la oficina que está todo parado, qué solo hay abiertos establecimientos para suministrar comida. Pagaremos las consecuencias económicas de estos días sin actividad. Nada de eso importa. Dos de los nuestros ya no están con nosotros y su muerte traumática todavía está como en una nebulosa, la de la incredulidad.

 No tengo margen para hacer valoraciones de lo que está pasando; la información a veces es confusa y según qué medio consultes, incluso sesgada; me quedo con lo que sé de primera mano, por causas puramente casuales, a consecuencia de trabajar desde la distancia para IBM Israel. Lo que me llega es sencillamente cruel, de una brutalidad que traspasa las fronteras de lo mínimamente humanitario. No necesito documentarme para convencerme, de lo que están haciendo los milicianos de Hamas: asesinar a gente inocente. Si la forma que tienen de luchar contra los excesos del ejército judío es asesinar a gente indefensa, no tendrán de mi otra cosa que mi más profundo desprecio. Ninguna causa es justa, ni es una guerra, si matas así, indiscriminadamente.  

 En memoria de mis dos compañeros fallecidos. Todo el cariño para sus familias. Descansen en paz. 




 

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