Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 15 de septiembre de 2022

Voyeur

 Un nuevo caso de mirón clandestino, éste sofisticado. Nada menos que el de un ornitólogo que, ejerciendo sus tareas de científico en una zona protegida y parque natural, desviaba el punto de mira de sus prismáticos, para observar y fotografiar a mujeres en bikini, colaboradoras muchas de ellas a las que solicitaba quitarse la ropa de manera explícita, para fotografiarles el culo. Caso indudablemente complejo por su contexto.

 Vaya pájaro... Puede, mientras, presunción de inocencia: que trabaje la justicia, recabe las pruebas y condene, si llega el caso.

Llama muy poderosamente la atención el modo en que se muestra la noticia en diferentes medios escritos, recalcándose que el sujeto en cuestión, denunciado por hasta una veintena de mujeres, es un científico de reconocido prestigio. Agravio comparativo.

 Como si eso lo convirtiese en un caso especial o diferente.

 Un mirón es un mirón, de toda la vida, sea conductor de autobús, médico o ministro de hacienda; esa especie de clasismo que invita a la sorpresa al comprobar cómo una persona de prestigio pueda tener vicios ocultos, en poco o nada favorece la causa de proteger a las posibles víctimas de sus abusos y a prevenir posibles casos iguales en el futuro.

 Indudablemente no todos los mirones son iguales, pero no por su condición social, personal o profesional. Detrás de esa conducta en muchos casos hay una mente enferma. Tratemos el tema con toda el rigor y crudeza, sin paños calientes, porque así lo requiere. Sin etiquetas, sin atenuantes, sin clasificaciones que hagan a este tipo de personas sujetos de primera o de segunda, de una condición u otra. 

 

 

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