Debacle

 Las cartas estaban echadas, pero nadie esperaba un órdago así.

Apabullante,  alcanzando los escaños de su orquilla, pero por la parte alta, con un 45% de los sufragios emitidos y un millón de votos de diferencia con su inmediato perseguidor,  que no ha sido  el partido del puño y la rosa. Con un escuálido 17% de respaldo, los socialistas afrontan un final de primavera que apunta a movimientos y cambios. Aviso para navegantes.

 Ahora que el gran líder morado entrega la cuchara, el futuro de la coalición es una incógnita. Falta por saber cómo gestiona Moncloa este escenario de presión inesperada, fruto de la decisión de orientar unas elecciones en clave estatal y con la reválida de hacer los deberes ante Europa, en puertas. Huele a canícula de reflexión y vísperas. 

 Para esto no hay vacunas, esas que con su virus parecieron quedar relegadas ayer por unos votantes que han acudido a las urnas más en clave económica que sanitaria. Percepciones  diferentes que generan resultados sorprendentes. Cuando cree uno que no hay nada nuevo, ocurren cosas como esta.