Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 26 de mayo de 2021

Gracioso perdón

 No me mires, que te indulto.

 En una especie de tira y afloja andamos, las fuerzas centrípetas, (una de ellas), la que gobierna y las centrífugas. Buscando el punto de encuentro, que permita establecer un nuevo equilibrio de distensión. 

 Y eso que dura ya diez años. Ciento veinte meses de desavenencias, de marcar la agenda de todo el país. Años de conflicto heredado, de patata caliente que pasa de unos a otros, sin que nadie dé con el remedio. Y aunque las llamas han descendido, las brasas que permanecen tienen todavía un poder pirómano inmenso.

 Del rechazo al Estatut a la condena de los instigadores del 1-O, pasando por el 155 y terminando por la búsqueda de un indulto. Ese que más teme el prófugo de Waterloo, porque lo dejaría más aislado todavía si cabe, en su peculiar cruzada de denuncia de un país corrupto y represor, que no reprime a nadie.

Pero implementarlo es tarea casi imposible. Tal es la cantidad de jirones que puede dejarse en el intento el jefe del ejecutivo, que el simple hecho de contemplarlo ya le está costando votos en las encuestas. Ni en tre sus partidarios tiene simpatías la idea de ejecutar la posibilidad de un indulto, que más que indulto ha de ser una amnistía por la vía de los hechos consumados.

 Esa gracia, la del perdón, ya la ejecutó el segundo presidente de la democracia, el primero electo, en el año 77. Fue una amnistía política, si bien muchos delincuentes de diferente pelo, se vieron favorecidos por la apertura masiva de las cárceles franquistas hacinadas. Precisamante los instigadores y ejecutores del mayor atrocinio de esa etapa, los que perpetraron el asesinato de Carrero Blanco, salieron limpios y sin mácula, apenas cuatro años después del petardazo, que dinamitó para siempre los visos de continuidad del régimen del 36

 El perdón que plantea hoy Sánchez es más una amnistía que indulto, por razones politicas, como aquella otra vez, y, como entonces, dejaría en la calle a gente que no se arrepiente de lo que hizo, y que volverá a hacerlo en cuanto tenga el viento de cola y un escenario propicio para intentarlo. El pacto de investidura tan heterogéneo como imposible de justificar, que le ha llevado a La Moncloa de la mano de Podemos, tiene peajes difíciles de realizar.

 El gobierno socialista vigente quema uno de sus últimos cartuchos, en aras de prolongar una legislatura que sólo tendrá credibilidad si Sánchez consigue un compromiso formal por parte de los reos, de que no quenbrantarán de nuevo el orden constitucional. De no existir esa fórmula intermedia, de respeto a la ley sin renegar de lo hecho, podemos dar por zanjada la legislatura.Ni los socios sustentaran la mayoria de gobierno, ni el pacto entre rojos y morados tendrá sinergias necesarias para buscar la continuidad de un gobierno con mayoría simple.

 Esperemos acontecimientos, aunque las urnas parece que nos llaman, en cualquier fecha una vez transcurra el verano. La suerte está echada.



 

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