Chanchullos

 Caso cerrado, la ex-presidenta y ex-estudiante del máster fantasma ha sido absuelta, por incapacidad del tribunal de encontrar formas de inculparla. El curso como tal, no existó, se incurrió en falsedad documental al dictar unas actas académicas de algo que no se hizo, y se ha formalizado sentencia condenatoria para quienes facilitaron y falsificaron la documentación, incluido un difunto profesor, al que se ha condenado ad aeternam. Menudo viaje para que una política engrosase su currículum siendo ya presidenta de la comunidad autónoma que alberga la capital de España. 

 La justicia siguió su curso, pero bien nos la podríamos haber ahorrado, básicamente porque la principal incausada, ya obtuvo su condena antes de pisar los tribunales: dimitiendo de su cargo a consecuencia del escándalo. Como ya hiciera otra ministra de signo contrario por cuestiones académicas y curriculares, igualmente.

 No son las dos únicas señaladas por el uso fraudulento de los recursos académicos para aparentar lo que por méritos y estudios no se tiene. A fin de cuentas es una práctica recurrente en estos andurriales, donde arquitectos que no estan colegiados, ni han terminado estudios firman proyectos, o candidatos de partidos señalan en sus currículums estudios que no tienen porque no los han terminado.

 Estamos abonados a los chanchullos, a los atajos para alcanzar cosas en las que el esfuerzo tiene algo que ver en su consecución. Gen de la picaresca, más dado al gratis total y al empréstito por cuestiones de ocio que al trabajo constante y efectivo. Si nuestros líderes son pasto de las trampas, que pretenderán que hagan algunos escalones más abajo. Chanchullos que son reflejos de una cultura enquistada y que unen porque no conocen de escalas sociales. Nada hay más transversal en este país que el mamoneo. Seña de identidad total.