Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 25 de febrero de 2021

Formas de aburrirse

 Dime cómo te aburres y te diré cuánto te admiro. En estos tiempos de apego a la hiperactividad, donde parece que no hay suficiente número de horas a lo largo del día para hacer cosas, encontrar momentos para apalancarse y no hacer nada, parece un milagro. Ser un vago nunca estará bien visto, pero hacer de vago o vaguear a ratos, es terapéutico.

  Cada cual se aburre como puede, aunque para ello tenga que fijar la vista en una pantalla, cuyo tamaño variará en función de las pulgadas y del lugar dónde decida desconectarse un rato. La red amplía el abanico de posibilidades, dando la opción de programar las horas perdidas de improductividad, sin peligro de carta de ajuste. 

 Internet es libertad, dicen algunos, aunque más bien habría que decir que es movilidad, tener la opción de mirar cosas en el teléfono desde cualquier lado, invita a no echar raíces, dando lugar a un trasiego continuo; moverse para terminar siendo un esclavo. Qué paradoja.

 Hay quien sueña despierto, y echa horas mirando pisos en páginas inmobiliarias, imaginando qué muebles pondría en tantos metros cuadrados. Otros respiran por tubos de escape, y mezclan dióxido de carbono con suspiros de centímetros cúbicos. Ya no hay que esperar a ver el último modelo matriculado en la calle para babear con un coche de estreno. Páginas para todo, que no te sacan de casa para estar a la última.

 Teatro de los sueños en clave mercantilista. Simulaciones al uso y al precio que se quiera. Compras que salen gratis porque nada se gasta, todo se simula. Empiezan en una pantalla y terminan en ella. Manejo de volúmenes sin tener ni idea de usar Autocad.

 Y Wallapop ya vale setecientos millones de euros, el último gran juguetito virtual para aburrirse, sin parar quieto. Nunca antes un mercadillo valió tanto. Con las horas que se invierten comprando y viendiendo cosas, daba para sacarse una carrera, con postgrado incluido.

 Horas de actividad sin actividad reconocible. Vogoréxicos de salón y de botón, de dedo deslizante. Modernidades para hacer lo de siempre: perder el tiempo en cosas improductivas. Por mucho que se innove, hay cosas que en el fondo, no cambian.

 

 

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