Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 18 de febrero de 2021

Algaradas

  Continua el affaire del rapero en plena ebullición. Ordas furibundas de adolescentes y no tan jóvenes, catalogados como antisistemas, se han adueñado de zonas céntricas de las principales ciudades, ejerciendo el derecho de protesta de forma violenta, cargando sus iras contra el mobiliario urbano, principal damnificado en estas algaradas callejeras, que incluyen entre sus efectos colaterales, la pérdida de visión de algún ojo, y el descalabro de viandantes ajenos a la protesta, que se llevan el mismo jarabe de porra que los manifestantes.  

 Nada que no hallamos visto ya, diría el comentarista avezado de taberna o plató televisivo, si no fuera porque quienes justifican estas acciones forman parte del gobierno.

 Amplias polvaredas, cómo no alimentadas en redes sociales, donde socios que además hacen las veces co-gobernantes, ven legítimas las protestas, en medio de ese maremagnum de declaraciones que ponen en entredicho la calidad de la democracia patria. Novedad sin duda, acostumbrados a no ver disputas en el seno de los gobiernos como los de estas épocas recientes. Mal lo tienen los que parecen más moderados en la coalición, que cada día que pasa, más aguas parece que hace.

  Y es que todo es objeto de soflamas y aspavientos, de disputas de bar y carajillo, en este país donde no merecen respeto, ni las decisiones judiciales, ni los veredictos electorales, ni las decisiones ejecutivas. Qué sería de nosotros si no anduviésemos siempre custionando lo que hacen los que no piensan como nosotros. Respeto y tolerancia al adversario, qué dulce e idílico suena y qué prosaico y soez se practica.

 Así que más que preocuparnos por las algaradas callejeras, que no están nunca bien, no estaría mal si también nos preocupásemos por ese estado de excitación permanente en el que vivimos, ese que hace que la piel sea cada vez más fina a la crítica.

 Dejar actuar y opinar con la boca del estómago y dar rienda suelta a la razón, propósito para el año nuevo, aunque ya estemos en febrero.

 

 

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