Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 24 de junio de 2020

Transición amnésica

 De todo el juego que dio de si mi único periodo de estancia fuera de mi país, vengo dando cumplida cuenta en muchas entradas en este blog. Vivir fuera de tu entorno te marca, te enriquece de una manera notoria, hace que tu perspectiva vital sea otra, que no mejor que la que puedan tener los demás, porque tienes la gran suerte de poder comparar con lo que has visto y vivido. 

 Momentos de todo tipo, buenos y malos. Asistiendo a una clase de Ciencia Política impartida por uno de los docentes asistentes del profesor Martinelli, en la que se analizaban las características de los diferentes modelos territoriales y su grado de descentralización, se puso como ejemplo de país con modelo de alta descentralización a España, a la que se consideraba como estado federal en la práctica, con ciertos tintes de confederación; en aquella clase se habló nada menos que del Estado integral, aquel modelo fallido de descentralización que intentó poner Azaña en la II República, y del que sin duda  es claramente deudor el estado autonómico actual, perfilado desde el año setenta y ocho. También se puso de manifiesto las dificultades que tuvo la consolidación de ese nuevo modelo político y administrativo de gestión, que a diferencia de lo ocurrido en el treinta y cuatro, con el autoproclamado Estat Catalá, por Companys, deudor del Estatuto de Nuria del año treinta y dos, supo reconducir de una manera pacífica las ansias y anhelos de los territorios con mayor sensibilidad identitaria, en un contexto político y social complicado, donde la liquidación de los entresijos de la dictadura franquista iba a necesitar de templanza, equilibrios y concesiones.

 Aquella clase empezó hablando de estados unitarios y estados descentralizados, y terminó refiriéndose a las bonanzas de la no sangrienta transición politica española,  modelo de implantación de una democracia nueva, único en el mundo, tan sólo imitado y de un modo parcial, por la transición lleva acabo en los años noventa en Chile.

 De lo orgulloso que salí yo aquel día del aula magna de mi Facoltà de Scienze Politiche podría rendir cuentas aquí, desde luego, orgullo que en cambio no siento cuando veo como se refieren a ese mismo proceso, aquí en casa.

 De las bondades de las cosas suelen hacerse eco siempre antes fuera que dentro, "no olvides que nadie es nunca profeta en su tierra", me dijo una vez mi abuelo, y desde luego tenía razón.  En todas partes lo que ocurrió aquí, entre 1976 y 1981, es celebrado como un acontecimiento único, en cambio aquí solo nos hacemos eco de todo lo malo que pudo acontecer en aquellos años decisivos. Lo último, la ocurrencia de llamar a ese periodo, transición amnésica, por permitir que episodios oscuros como la guerra sucia del estado contra ETA, no tenga una comisión de investigación para esclarecer cuanto hubo en ella de verdad.

 Vaya por delante que me parecen bien las críticas, y que siempre estaré del lado de los que busquen la verdad y la transparencia. Y para conocer hechos oscuros del pasado cualquier momento es bueno, la verdad solo puede hacernos más fuertes. Sin embargo uno echa en falta esa dosis de reconocimiento, de agradecimiento, de dar mérito a quienes posibilitaron que hoy este país tenga un régimen de libertades imperfecto pero necesario, que nos ha dado una estabilidad y un lugar en el mundo avanzado, aunque para ello unos cuantos tuvieran que dejarse sus principios y desgraciadamente, la vida.
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario