Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 29 de junio de 2020

Inmunidad de rebaño

De entre todas las palabras, expresiones, conceptos, definiciones médicas, praxis, constructos y demás jerga derivada del COVID 19, es sin duda la que más juego da.

 Estimada entorno a un sesenta por ciento, en un primer momento, por cálculos probabilísticos que manejan los científicos, hay ya quien asegura que con apenas un cuarenta por ciento de contagios confirmados, ya podríamos alcanzar la inmunidad de grupo, haciendo que fuese más difícil que se proyectaran cadenas de contagio, y que los casos que surgieran, pudieran  aislarse como brotes en cuarentena, más fácilmente. 

 Suena esperanzador, salvo que, por desgracia  no tenemos una idea, ni mínimamente apróximada de cuanta población ya se ha contagiado. Si estamos cerca o lejos de ese cuarenta por cierto, poco se sabe. Eso tira por tierra las expectativas de una vuelta a la normalidad sin mascarillas, complemento incómodo con estos primeros calores.

 Vistas así las cosas, a falta de medios naturales con los que crear barreras, hay que seguir esperando y apostando por los remedios que los laboratorios puedan crear para paliar los efectos del virus de la corona.  A falta de anticuerpos, solo nos quedan los antibioticos, esos que los chinos ya nos suministran en masa. Conspiranoicos del mundo, estais de enhorabuena.

 A veces uno se pregunta, si no sería más rápido contagiar a la gente que intentar vacunarla. Si no tendría más sentido inocular el virus a gente sana, para que sus anticuerpos fueran la barrera de todos. Pero claro. ¿Quien se la juega, siendo tan imprevisibles sus efectos?

 Inmunidad de rebaño, sí. Porque en este tipo de crisis no hay indivudualidad que se precie, ni humanismo que realce al ser humano como ente primordial. En esto somos simple masa, todos estamos expuestos, a todos nos puede pasar; nadie es mejor ni tiene mejore medios para aislarse que no se sean separarse de los demás.

 Es un virus democrático, pues es el demos, toda la población, su potencial víctima, sin escatimar a nadie por razones de origen, condición, extracción social, o pertenencia a un grupo dado. Somos rebaño en esto con todas las consecuencias .Nadie es mejor que nadie, porque nadie está libre de padecerlo. Las diferencias solo vienen dadas por el tratamiento, no por el origen del mal.

 Uno tiene cierta tendencia a pensar que este tipo de cosas puedan dar que pensar a la gente. Que ayuden a generar un ánimo más solidario. Reconozco que cada vez soy menos ingenuo en este aspecto. Como en tantas otra cosas, una vez se supere la crisis, olvidaremos cuanto de malo nos paso y cuanto de bueno pudo surgir en una situación tan anómala. Impresiona ver la memoria de pez del ser humano según para qué.

¿ Qué diría Ortega de todo esto? Dudo que las masas tuvieran motivo para rebelarse, ni siquiera a titulo personal. Desde luego será materia de análisis y reflexión, más allá de lo que prediquen las estrellan mediaticas de Chul Han o Zizek. Tenemos materia para discurrir. Ole.

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