viernes, 5 de junio de 2020

Claridad

Suena el despertador. 

Son las ocho menos cinco. 

Tardo unos segundos en reaccionar, 

en pensar en qué día estoy. 

Me lo temía, es domingo, aunque bien pudiera ser martes. 

Me doy la vuelta e intento dormir un poco más, 

sé que es inútil.

Desde que empezó esto todos los días son iguales. 

Terminan como empiezan. 

Tal vez sea la luz dentro de la casa, que se amortigua y diluye, 

creando un estímulo diferente 

que mi cabeza percibe monótono, lineal.


 Más que libertad quiero luz, 

más que salir, quiero claridad, 

y que mi mente tenga otra vez ese brillo del día, 

en cada momento, a cada hora.

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