Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 15 de junio de 2020

Butterfield y la razón histórica

 Que en Estados Unidos no termina de cerrarse nunca la herida de la segregación racial es un hecho incuestionable. Ahora ha sido como consecuencia de la muerte a manos de varios policias de George Floyd,  pero antes de él otros casos de violencia y abusos por parte de la autoridad, han sido motivo de manifestaciones y tumultos, a lo largo de todo el país, protagonizados por parte de la comunidad negra.

 Muy lejano queda aquel gesto de ocupar un asiento para blancos en un autobús de Montgomery, protagonizado por Rosa Parks, pero la esencia de aquella protesta se mantiene intacta, sesenta y cinco años después.

 Quizá lo novedoso sea la internacionalizacón de las protestas, la furiosa reaccion que ha llevado a generalizar las protestas más alla de las fronteras del país, en lo que se ha convertido en una oleada de gestos de indignación, que a medida que pasan los días cada vez tienen menos de protesta espontánea y más de postureo.

 Incluso alguno de los portales de difusión de contenidos audiovisuales ha cedido a las protestas, retirando de su catálogo la que seguramente es la más célebre película que recoge el conflicto racial estadounidense: Lo que el viento se llevó, del realizador David O. Selznik, alegando para ello que su contenido era problemático.

 Conclusión, a la indignación hemos sumado una oleada de revisionismo de contenidos, de catalogacíon de si son apropiados o no, en función a si pueden soliviantar a determinados sectores, o  servir de menoscabo a determinadas etnias o minorías.

 ¿Puede denominarse a esto censura? Esa es la gran pregunta.

 Y es que es esta una materia en la que ineludiblemente tenemos que hablar de historia y de su interpretación y de analizar cuáles son sus implicaciones reales; y para ello tal vez convenga acercarse a  textos como este pequeño ensayo publicado por el historiador británico Herbert Butterfield, que en dos mil trece fue traducido y comentado por la profesora Rocio Orsi, ( Editorial Plaza y Valdés), bajo el título Butterfield y la razón histórica. En él y en esencia, se critica la utilización parcial e interesada de hechos del pasado para justificar cosas del presente, cayendo en la tentación de hacer una mirada parcial en la que uno sólo se queda con lo que le interesa, obviando el resto de su contexto.

 ¿Tiene mucho sentido considerar como nociva una película realizada en los años cuarenta, y que tiene como argumento la Guerra de Secesión estadounidense, motivada entre otras cuestiones por el rechazo que los estados sureños manifestaban a abolir la esclavitud?, ¿ Son compatibles y equiparables los contextos históricos?

 Como diría Butterfield, sería quedarnos con la superficie de un problema o conflicto, caracterizado por tener más razones y justificaciones de peso, que la cuestión racial, y con el paso de los años, esta cuestión ha ido evolucionando, dotándose de unos perfiles diferenciadores, que en nada se asemejan a la realidad del hombre negro en el Estados Unidos de mediados del siglo XIX.

 Anacronismos justificativos de un problema grave que requiere visiones modernas y actualizadas para atajar un fenómeno discrimanatorio que tiene raíces culturales y económicas, y del que no son las únicas víctimas los ciudadados negros americanos. Otras minorias o grupos, como los latinos, son también damnificados del supremacismo blanco, sin que tengan a sus espaldas un movimiento contestatario tan poderoso como el que surgió en favor de la minoria negra con la reivindicación de los derechos civiles.

 Censurar contenidos de ficción, por razón de que sus contenidos puedan ser un problema nos crea un conflicto severo al no ser compatible esa limitación con la libertad de expresión y de creación. Y ni siquiera la historia y su interpretación interesada pueden poner coto a la expresividad de los autores, por más que sus contenidos sean ingratos o desagradables. Tenemos un grave problema con el menoscabo que manifestamos a otros por razón de su raza, extracción social, u origen, pero tendremos un problema aún más grande si no somos capaces de separar realidad de ficción, libertad de obligación. Otro episodio de esta cada vez más generalizada tendencia a monitorizar el camino, de indicarnos qué es lo correcto, de hacernos pensar en una dirección, de controlar nuestras reacciones. Peligro.




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