Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 17 de junio de 2020

Amerika

 Ayer vi un nuevo documental sobre la figura de Adolf Hitler, y en esta ocasión, el tema central del mismo era su famoso tren, el Amerika, el mismo con el que se plantó en Hendaya para mantener la famosa entrevista con Franco, recorriendo cerca de mil quinientos kilómetros, que podrían haber sido más si el diferente ancho de vía española no hubiera impedido que el tren entrara en España.

 Un tren que bien podría catalogarse de bunker rodante, dotado de dieciséis vagones en donde había espacio para todo, para llevar sus limousinas, para acomodar un nido de ametralladoras defensivas, un salón de conferencias, y hasta un vagón que alojaba las duchas y baños y que bien podría catalogarse como vagón de aseo...

 Todos y cada uno de los grande gerifaltes del Tercer Reich, llegaron a tener su propio tren, decorados a su gusto, siendo el del Mariscal Goering, el más fastuoso de todos ellos, y a cada uno de los mismos solían ponerle el nombre de un continente. Toda una declaración de intenciones, expandiendo el lebensraum a golpe de railes. 

 Su miedo a los aviones, a que fuera derribado en el aire, pese a tener un avión a su disposición que de hecho volaba acompanando al tren en cada uno de sus recorridos, pilotado por un oficial destinado exclusivamente a ese servicio, a estar a disposición permanente del führer, fue el que posibilitó que fuese este medio el favorito para sus traslados a lo largo y ancho del inmenso campo de batalla en que se convirtió a Europa.

 No deja de ser fascinante, como el régimen más miserable de la historia de la humanidad, despierta tanto interés, aún habiendo transcurrido más de setenta y cinco años desde su disolución, con la conclusión de la II Guerra Mundial. Interés que lejos de ser una carga para el principal afectado por el mismo, el país donde nació y creció el régimen nazi, se ha convertido en un significativo sistema de obtención de ingresos, que hacen que ciudades como Berlín, tengan como principal atractivo o reclamo, todo lo que tenga que ver con la Alemania Nazi, o el famoso muro, que sirvió para dividir el mundo con el telón de acero tal y como lo definió Churchill.

 Es historia, sin duda, y conocerla bien, es el camino más rápido para intentar no repetirla, pero esta necesidad de conocer todo, hasta el más ínfimo de los detalles, roza  el morbo, y cuestionan hasta que punto la historia no debe estar para esto, para frivolizar con cuestiones menores, que sólo ponen sobre el tapete algo de todos sabido: el extremo grado de soberbia y egocentrismo del que se ha ganado a pulso el título de mayor genocida. Que la simple curiosidad no solape el rigor. 

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