Natalidad

 Hay ciertos temas que son tabú, que se esquivan y obvian, tratándose de cuestiones de capital importancia.

 Uno de esos temas es el de la natalidad, tan baja como de costumbres en estos andurriales. Parece ser que en esta zona del viejo continente, además de follar poco según las estadísticas, además procreamos menos. 

  Con estos mimbres el tema de la inmigración debería de ser menos polémico de lo que es; especialmente para todos aquellos que se sienten invadidos por la gente que viene de fuera a buscar una vida mejor.  No deja de ser curioso que no les oigas decir que ésto como se arreglaba era teniendo más hijos. 

 Continente que va camino de ser un geriátrico en apenas unos años, más aquí si cabe. No será culpa de los fuera esa posible colonización, ya ponemos nosotros de nuestra parte no contribuyendo a la causa y renegando de una de las partes esenciales del ciclo de la vida. Naces, creces y... te mueres; el tercer escalón de te reproduces, se omite a conciencia.

 Ahora que estamos en campaña electoral, poco o nada se oye hablar de este tema, salvo en determinados cenáculos ultraconservadores, más por ideología y confesión que por predicamento y practicidad reales. Sin gente joven, no sólo faltará mano de obra para los trabajos del futuro, tampoco quien contribuya a pagar las pensiones.

 Mientras que en otros países de nuestro entorno buscan ampliar todo lo posible las ayudas e incentivos para fomentar la natalidad, aquí pasamos de puntillas. Tema incómodo con consecuencias más que obvias. Que se relajen los xenófobos de todo tipo, tenemos lo que sembramos.