Llega a su fin. La noche más vieja del año, llegará a las casas para despedir un año que prometía, sin que casi ninguna de sus proyecciones positivas haya llegado a buen puerto. Mas bien, al contrario, lo terminamos con cifras de contagios muy preocupantes, rezando para que los hospitales no colapsen, como ocurrió cuando nubló nuestras vidas el confinamiento duro.
Y a pesar de todo, seguimos saliendo a las calles, entrando en los supermercados, visitando los bares, caminando por unas calles que se resisten a volver a la mascarilla en todo lugar, dentro o fuera. El año nuevo nos mantendrán en pié de guerra, en aras de no perderle la cara a un conflicto de corte sanitario, que afecta a nuestros bolsillos, rutinas de vida y mentes.
Si sabemos qué nos deparará, y todos compartimos un mismo propósito, no perder la cara al problema. Nada une más que las miserias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario