Bares, qué lugares
tan gratos para conversar,
y para abrevar
y yantar
que sin mojar el pico y llenar la andorga
la vida no se puede pasar.
Bares, qué lugares
sin barra, la sin hueso no sabe
qué dilucidar,
esas tertulias de fútbol
huérfanas de café y porras
de sol y sombra
y carajillo
de cañas bien tiradas,
con dedo de espuma
y banderilla.
Sólo un ambulatorio
tiene más recorrido y derechos
de permanecer abierto
aún cuando vienen mal dadas.
Bares, qué lugares
por mucho que confinen perímetros
áreas y segmentos
no hay geometría
que deje vacía la
presencia de una parroquia,
que ni por un vendaval
deja de hacer acto de presencia.
Bares, qué lugares
este año
con más razón que nunca.
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