Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 18 de diciembre de 2020

Apuestas

 Paseo vespertino de todas las tardes, por aquello de estirar las piernas y moverse un poco, e intentar hacer esos diez mil pasos que dicen las autoridades sanitarias que conviene dar cada día para no acartonarse.

 Son las luces de todos los años, puestas en los mismos sitios, en las mismas calles, pero este año parece que lucen más y que son más bonitas. Quizá se han convertido en el único vestigio de las fechas que se avecinan, que van a ser menos festivas que nunca. Este año no toca tener navidades, por muchas ganas que queramos de juerga.

 Caminando por la zona más comercial del barrio, paso justo delante de una casa de apuestas, que bien podría competir con las luces navideñas. El color verde chillón de las paredes y las luces de la entrada, hacen de reclamo a un kilómetro. En el instante en que llego se abren las puertas de cristal de acceso al recinto y salen dos chavales, espigados y vestidos con un chandal que parece sacado de una película de pandilleros del Bronx. Cuando les miro la cara dudo de su edad, puede que tengan los dieciocho, pero no lo aseguraría.

  No me doy cuenta pero justo a mi lado pasa una pareja de policías municipales, que observan la escena como yo. Y a juzgar por sus caras se quedan con la misma duda, sin saber si los dos críos que han salido hace un momento, tienen ya la mayoría de edad o no. Mientras yo sigo andando y paso de largo, ellos entran en el local, no se si para hacer alguna averiguación, o simplemente hacerse notar y dar así un aviso a los empleados de la casa, que como bien es sabido tienen obligación de verificar que todo el que entra allí tiene la mayoría de edad legal.

 Hace apenas unos días hubo una manifestación en mi distrito a la que acudieron padres y vecinos para protestar por la proliferación de estos recintos de juego, tan sugerentes para muchos por ser una oportunidad de conseguir dinero fácil. La instalación de los mismos a tan corta distancia de colegios e institutos supone un riesgo añadido a los ya existentes para los chavales. Vaya dilema y vaya nuevo escenario de lucha y rechazo, que como tantas otras cosas nocivas, tan pingües beneficios reporta a las arcas del estado en forma de impuestos. Pura incongruencia.

 



 

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