Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 16 de diciembre de 2020

Incongruencias

 Quedo con una amiga, compañera del trabajo, a la que no veo desde el mes de junio. Después de algunas cervezas se suelta la lengua, y fluyen los temas sin ton ni son, de forma deslabazada.

 Sin venir a cuento me confiesa que aunque está muy feliz por haberlo escolarizado ahí, no termina de estar tranquila por haber llevado a su hijo a un colegio religioso. Está cerca de su casa, coincide con gente de su entorno, el ambiente es adecuado, las instalaciones son buenas, la enseñanza también... pero sigue sin sentirse del todo cómoda. Nos dice que no le gustan los comentarios de los padres, que siente que son clasistas, y que no haya niños de otras razas o procedencias, se siente supremacista.

 Inevitablemente sale a colación la figura de Pablo Iglesias e Irene Montero, a los que critica por vivir en Galapagar en una finca exclusiva y por llevar a sus hijos a un colegio también exclusivo. Dice criticarle, pero entenderle, a fin de cuentas está haciendo lo que cree que es mejor para sus hijos.

 Y llega un momento en que me sincero y le espeto, así sin anestesia: ¿ De verdad puedes vivir con tantos prejucios? 

 La conversación se aplaca ahí y no obtengo respuesta. De hecho deriva hacia otros temas y la atmósfera se destensa. Quizá fuera el fragor de la discusión, que cuando mete de por medio temas políticos o sobre políticos inevitablemente se calienta, o las tres cervezas, que ahora son de más, más que nunca, por la falta de práctica, al salir menos por las restricciones; pero una vez más vuelven las aguas a su cauce cuando los temas se vuelven más mundanos, menos estridentes, mucho menos personales. 

 Quizá ha ocurrido siempre, pero no era tan obvio como lo es ahora, no lo sé, pero en estas épocas en que tan sensibles y tan a flor de piel se manifiestan los pareceres, salen a la palestra de manera inequívoca nuestras incongruencias y frustaciones.Y es que esa linealidad que pretendemos alcazar en casi todo es posiblemente una quimera. Somos libres y parte de esa libertad consiste en aplicar a nuestras existencias tantas contradiciones como creamos necesarias, en función de lo que el momento, las circunstancias o los sentimientos nos exijan. Sin eso, renunciamos a nuestra condicion de personas, sin más.

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