Carteles que se ven de cuando en cuando, siempre asociados a solares, lugares donde se almacenan cosas, o a obras que tienen su construcción a medias. Lugares donde hay objetos valiosos que pueden sustraerse.
Carteles que destacan por su poca elaboración, pintados con brocha gorda, escasa maña para la caligrafía y en muchas ocasiones para la ortografía, también.
Anuncian en muy pocas letras información que es una advertencia: avisan de que acceder a ese recinto, es hacerlo al lugar donde un clan gitano, actua como vigilante del entorno.
Sobre cómo los propietarios del lugar acceden a contratar esos peculiares servicios de vigilancia pagados en negro, podría escribirse largo y tendido. Los medios de convicción empleados por los demantantes del trabajo, pueden llegar a ser muy persuasivos, por un puñado de euros.
Viejas formas, (excesivas), de hacer las cosas, que perduran en el tiempo, por increíble que parezca.
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