Mercromina roja, muy roja, de un color tan morado como intenso, esa que se suministraba en gotitas, presentada en minúsculo bote de cristal y que con mucho cuidado se esparcía sobre la herida, sin excederse en la dosis, para evitar la temida mancha oscura sobre la ropa o en algún otro lugar, quebradero de cabeza total.
Antiséptico y desinfectante rotundo. A toda prueba. Venido a menos con el paso de los años, con mala fama de contener ingredientes maliciosos; sustituido por otros productos similares pero con menos gancho, sin tanto arraigo en la memoria.
Merbromina cómo principio activo, que limpia y da base a la memoria, así irradia y llena de recuerdos la yogurtera de la infancia. Inolvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario