Oscuro el sendero,
aunque recto,
aparece resbaladizo,
anegado y largo,
muy largo.
Entre tanto tono cenizo
se vislumbra una brecha.
Nada es tan opaco
como para no ofrecer una vía
una senda de luz.
Un reflejo sobre el agua
ya anticipa claridad,
esa que unos rayos de sol
pertinaces
van mostrando,
poco a poco.
Sigo mi camino
esperanzado,
a fin de cuentas,
en algún momento
siempre escampa,
siempre hay luz.
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