Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 12 de septiembre de 2023

Cabañuelas

 Jugar a ser adivino, sin base alguna, sin más referente que la observación.

 A comienzos de este año, cuando rendí visita a la sede donde se halla la mazmorra de la Princesa de Éboli, haciendo la pertinente parada a medio día para tomar el aperitivo,  varios de los parroquianos que allí se encontraban, porfiaban a grito pelado, apostando unas cervezas a ver quién acertaba qué iba a suceder en las próximas horas, en lo que se refería al tiempo atmosférico.

 Por otros andurriales la disputa no habría trascendido más allá del agua en su estado líquido, pero en aquellos páramos y en pleno mes de enero, la apuesta hablaba de nieve, para esa misma tarde, quien sabe si antes incluso de que yo me marchase.

 ¿ Método de pronóstico? Un simple vistazo al cielo, la dirección que traía el viento y la constatación de que otras veces en iguales condiciones habían caído copos. Sin más cereteza que esa, abandone a los lugareños en su disputa, para terminar mi visita, no sin avituallarme antes con un buen cuenco de sopa castellana que revitaliza a cualquiera.

 A media tarde y con todavía luz abandoné Pastrana aquel día, sin rastro alguno de precipitación, dato que no me molesté en cotejar en días sucesivos; aquella pugna en realidad, no iba conmigo.  

 En estos días en que el tiempo vuelve a ser objeto de litigio, entre defensores de los métodos científicos y los tradicionales de observación, mis recuerdos me han retrotraído a unos meses atrás, cuando todo este conflicto no traspasaba los pequeños cenáculos como los lindes tabernarios y es que de pocas cosas hablaremos más que del tiempo, con lo dados que somos a cascar, sepamos o no de lo que hablamos.

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