Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 10 de agosto de 2022

Sin blanca en París y Londres.

 Cuarenta y siete años dan para mucho. Al menos eso es lo que debe deducirse de la obra de George Orwell, a quien su pronto deceso no le ha privado de dejarnos una prolífica obra literaria que no deja indiferente a nadie.

 Sin blanca en París y Londres, (Ed. Destinolibro), publicado en mil novecientos treinta y tres, es una crónica urbana y personal, que tiene por protagonistas a los desheredados, a esa ingente masa de población que vive al margen del sistema.

 Con su habitual modo, de establecer un plan cual estudio de campo, Orwell desgrana en las páginas de esta obra, los hábitos de vida, modos de conseguir recursos y la red de lugares de asistencia a desfavorecidos, en las dos principales urbes del viejo continente.

 Miseria, suciedad infecta, frío, hambre, alcohol y muchas calamidades: estos son los argumentos con los que Orwell confecciona esta estampa social, carente de moralinas o intenciones proselitistas, ceñida a la objetividad de los hechos; creada con el único fin de mostrar al mundo la cara menos amable de la vida, complicada para un buen número de seres humanos, mendigos que no cuentan en ninguna parte.

 

 


 


 

 

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