Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 31 de agosto de 2022

Mijail

 Pocos alcazan así la eternidad, la de estar en el altar de las personas que influyeron de algún modo para cambiar el mundo. 

 Pereostrika y Glasnost, palabras que hoy ya forman parte de la historia, promovidas por un hombre que tuvo el coraje de iniciar un proceso de reforma y transparencia que terminó por desmantelar el esclerótico y corrupto estado soviético. El mundo que salió de esa etapa derribó el muro de la vergüenza y dio pie a una nueva era donde la política de bloques fue parcialmente superada.

 De lo que vino después, de la Rusia de los oligarcas y las desigualdades, otros deberían responsabilizarse, pero para la conciencia colectiva de sus conciudadanos todo aquel declive comenzó a cuenta de las decisiones del líder de Stavropol, que debilitó la siempre altiva y poderosa Rusia. 

 Sin hacer ruido, enfermo y abandonado, en un hospital de Moscú, en medio de la total indiferencia de unos compatriotas, que ya sean dentro o en la diáspora, le consideran un traidor.

 El último líder de Unión Soviética será enterrado sin homenajes, sin honores de Estado, casi como una molestia, como un trámite que hay que pasar cuanto antes. Algún día tendrá ese reconocimiento que sólo hoy tiene en el resto del mundo. 

 

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