Indalo que eres figura rupestre neolítica, símbolo de una tierra que abriga a sus autóctonos y visitantes con igual cariño y fortuna.
Hombre que alzas sobre tu cabeza un arcoiris, cual atlante condenado a sujetar la tierra separada del cielo, quien sabe si por toda la eternidad o como muestra de altanería. Esa luz y color que va de mano a mano, alcanzando la embergadura de tus hombros, es espacio de claridad y descanso.
De cómo acabaste siendo tocayo del Obispo Indalecio, nadie da ciertamente cuenta, tal vez por mera analogía, por ser el precursor de la palabra en el sudeste peninsular; desde que te descrubrieron ya vieron en ti maneras de crear corriente.Tú también das palabra, pero sin abrir la boca.
Desde Mojacar a Almería, en estos escasos días de estancia, brindaré por tu presencia, a tu salud, por todo lo que aportas y transmites, por la retahíla de recuerdos felices que sólo alcanzo cuando te vislumbro en cualquier parte.
Alegría y paz, Descanso y energía. Indalo, totem vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario