En medio de un secarral, mar de polvo que acrecienta la sensación de sequedad. Plásticos a ambos lados de una carretera que no conduce a ninguna parte. Invernaderos de una tierra que se hace de notar incluso vía satélite. Espectáculo parco, sobrio y feo. Eso lo hace impresionante.
Cada cierto tiempo se ve a alguien transitar por esa carretera que de solitaria, se convierte en siniestra. Una persona de origen magrebí llamando por teléfono.Quizá a la familia al otro lado del charco. Día a día de una vida de trabajo y sacrificios en esta pedanía de El Egido.
Caprichos del GPS, que para llegar a un restaurante nos ha hecho transitar por una zona de invernaderos. Motor económico de una Almería de plástico y hortalizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario