Día veinte, comienzo de la semana más festiva del año. En apenas cuarenta y ocho horas, unos cuantos serán ricos, y en setenta y dos, ya habrá bandejas con mazapán y turrón en las mesas de cada casa. Este año hay voluntad y ganas de navidades, como las de siempre, aunque sigue con nosotros el virus, como viene siendo habitual desde hace dos años ya.
Y ante la incidencia creciente, hay que extremar las medidas, vista la procedencia distinta de cada comensal a la mesa común y familiar. Nunca antes nos traía a cuenta saber que carga vírica traíamos en nuestros encuentros familiares. Y ahora hay que cenar con doble chaqueta y ventanas abiertas, amen de meterte el palitroque de antígenos por via nasal.
Ya hay quien se atreve a poner fechas a todo este esperpento de limitaciones y enfermedad. Hasta 2024 creen algunos que no lograremos convertir la epidemia en endémica. Mientras seguiremos abonados a tantas perrerías como crean convenientes, para evitar que no colapsen los sanitarios, empleados abnegados a tiempo completo como si fuera un castigo más que una obligación.
Semana de autos, semana de aventuras. Semana de pasiones y de dolor. Que las estadísticas sigan hablando y decidiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario