Nada como dar la campanada. Hasta majestuosa suena la frase para darle importancia al hecho que se alcanza, cuando se refiere por alguna cosa.
Campanadas que este año vamos a dar casi de soslayo. Asustados por los contagios, el miedo y la prudencia llaman a quedarse en casa y a terminar el año en la intimidad. Nunca recogerse dio tanta seguridad.
Apenas quedan treinta horas para terminar el año, para decir adiós a un dos mil ventiuno que apuntaba maneras y que, desgraciadamente se ha quedado en agua de borrajas. Nada peor que quedarse a medias. Frustración.
No daremos la campanadas como siempre, que sean solo un preámbulo de contención ante un año nuevo que debe ser una carrera continúa. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario