Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 8 de diciembre de 2021

Urgencias 24 horas

 Llamada nocturna, a eso de las once pasadas de la noche. Es mirar la pantalla y ver el nombre de tu hermana y apretarse el corazón. Nada a esas horas presagia buenas noticias.

 Van los cuatro, camino de la clínica veterinaria. Han localizado una abierta las veinticuatro horas en la zona de Los Boliches, en Fuengirola. Van farfullando cosas de fondo en el coche, mientras mi hermana me pone al corriente: Laika echa sangre por la boca, mucha, está muy debil y apenas si levanta la cabeza del asiento trasero donde va recostada.

 Está asustada y se teme lo peor, ¿Por qué no hay mas clínicas abiertas las veintricuatro horas?, me dice en medio de su congoja, emplazándome a contarme qué le dicen en la clínica, cuando por fin atiendan al animal. Cuelgo.

 Me meto en la cama y espero a oscuras, a que suene el teléfono, ya sea vía llamada o mensaje de whatsapp.  El silencio se me hace pesado y pongo la radio para que haga ruido y compañía. Por más que hablan a gritos en la emisora, y de fútbol, no consigo abstraerme. Afortunadamente no tardo mucho en recibir noticias.

 Unos bultos en el cielo de la boca, que supuran sangre y pus, fruto de una infección, son los culpables de la hemorragia. Antibiótico y descanso. Respiramos aliviados. Al tiempo que Laika vuelve a su cama, machacada de cansancio y débil, terminamos por dorminos nosotros, resoplando de alivio al ver que sólo  ha sido un susto, aunque también sea una advertencia más.

 Quizá sean las últimas navidades que pase con nosotros. Después de catorce años de correteos, juegos, alegría y compañía infinita. El simple hecho de imaginarse un futuro inmediato sin su presencia, ya se nos hace bola, aunque sea ley de vida.

 Que repose mucho, que no haga muchas caminatas y que reciba muchos mimos, que ella sabe que aún no le ha llegado el momento. Con esas palabras del veterinario nos quedamos anoche como esperanza, la misma que nos permitió coger un sueño dulce y profundo, ese que poco abunda a medida que cumple uno años. Cosas de dormir tranquilos.

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