Lo que nos hace más abiertos de mente que nadie, no es aplicable a todos los campos. Somos un país gay friendly, pero no lo somos en lo referente en sustancias psicotrópicas, y eso que somos para el mundo un referente, no sólo porque consumimos más cocaína que en ninguna parte en Europa, y somos la puerta al viejo continente para el traslado de alijos, de tapadillo.
Precisamente para eso, para dejar fuera de juego a las mafias tira fardos en el Estrecho que desde Marruecos trasladan el hachis a nuestras playas, se presentó y votó ayer tarde en el Congreso, una proposición de Ley, promovida por Más País, para regularizar el consumo y compra venta de una sustancia, cuyas propiedades terapéuticas contrastadas, han de lidiar con el consumo a pié de calle, de efectos secundarios, no tan saludables.
Respiran tranquilos contrabandistas y hampones, que no se quedan sin su jugoso pellizco. Y aunque la ley no prosperase por mayoría, el debate de la calle sobre la conveniencia o no de la legalización de la maría, se mantendrá intacto y en modo creciente, en una sociedad que muestra día a día los cambios propios de unas nuevas generaciones que ven lo de casa y lo de fuera de otro modo. Ley de vida.
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