Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 26 de octubre de 2021

Bruselas

 Bruselas siempre alerta, de los riesgos de controlar los precios de la energia, de los posibles riesgos de afrontar la reforma laboral, y así, son un sin fín de asuntos y materias los que deben contar con el beneplácito de la administración comunitaria, antes de abordarse a nivel interno.

  Y lo noticiable es que, encima, para muchos, son maniobras de chantaje político, asociadas a la transferencia de esos fondos comunitarios, que durante los próximos años paliarán en alguna medida los efectos del frenazo que ha supuesto la pandemia.

 Ingresar en una OIG, (Organización inter gubernamental), es algo más que pasar a formar parte de un club, del que se es socio, pagando una cuota. Es formar parte de un proyecto político, que con la supresión de fornteras, y la libre circulación de capitales y personas, sólo sembró las bases de un espacio que, como es lógico, aspira a ser uniforme y sostenible,y para ello, todos han de ir a una, cueste lo que cueste. Y ese coste precisamente viene cifrado en términos de pérdida de soberanía, o lo que viene a ser lo mismo, se establece desde el momento en que cada Estado miembro cede parte de su potestad de tomar decisiones, para que sean las instancias comunitarias las que determines los pasos a seguir y tomar.

 Ser europeo es algo más que un simple postureo. Implica renuncias, sacrificios, y cesiones, en aras de alcanzar un objetivo comunitario que convierta a esta parte del mundo en la zona más próspera y estable del globo, aunque para ello, éstos sastres tengan que hacer girones en un traje, que muchos creen que se haría mejor si lo hiciesemos nosotros sólos. Allá ellos, pero volver atrás soló puede ser un camino de involución, de resultados imprevisibles en el espacio y el tiempo.

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