Y sonó el despertador, a las cinco de la mañana. Había que dejar todo recogido e ir a Chamartin. Un tren camino de Orense nos esperaba.
Con un viaje tranquilo, en tres tramos, el primero de cuatro horas, en un tren principal, el segundo con un cercanías de juguete, que bordeando la ribera del Miño nos ha dejado en una pedanía próxima a nuestro destino, y el tercero, andando, siguiendo el trazado de la PO-404, que desde Salvaterra lleva a Tui, comienzo de la aventura, hemos puesto la primera piedra de este nuevo reto andante.
Con la sorpresa de haber acertado con alojamiento, un casoplón remozado, reconvertido en hostal de dos estrellas, hemos invertido la tarde en visitar el pueblo, con su imponente catedral y la vecina Portugal, cruzando el río para ver la fortaleza de Valença.
Mañana empieza el baile. Toca dormir. Tras tantas horas de pie, conviene recuperar descanso. Mañana afrontaremos la primera etapa, con el pronóstico de unas temperaturas que bordearan los 28 grados, en pleno mes de octubre. Qué lujo.
Veremos que pasa.
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